martes, 18 de octubre de 2011

La ilustración

Es la ideología y la cultura elaborada por la burguesía europea en su lucha con el absolutismo y la nobleza. También puede ser definida como la culminación del racionalismo renacentista. Se trata de un fenómeno iniciado en Francia, que se va extendiendo por toda Europa a lo largo del siglo XVII. La Ilustración es la postura crítica que adopta la burguesía frente al orden establecido.

Las características de la Ilustración son las siguientes:

Racionalismo

Búsqueda de la felicidad

Creencia en la bondad natural del hombre

El Optimismo

El Laicismo

El ideal de la Ilustración fue la naturaleza a través de la razón. En realidad no es más que el espíritu del Renacimiento llevado hasta sus últimas consecuencias, en manifiesta oposición con lo sobrenatural y lo tradicional.. El Ilustrado llegaba al amor al prójimo partiendo de la razón y no de la Revelación.

La razón también podía llevarle a Dios creador del orden universal o bien en no creer en principio Supremo alguno. Por ello, la mayoría de los ilustrados eran deístas, aunque o sencillamente ateos.

La Ilustración tomó el nombre de Enciclopedia en Francia y en los países latinos, y el de Aufklärung en las naciones germánicas.



EL RACIONALISMO



Sin duda, el vocablo más utilizado en el siglo XVIII en literatura, filosofía y ciencia, es el de “racional”.. Los intelectuales de éste siglo dieron a su época en nombre de “siglo de las luces”, refiriéndose a las luces de la lógica, de la inteligencia, que debía iluminarlo todo.

Se da enorme importancia a la razón: el hombre puede comprenderlo todo a través de su inteligencia; sólo es real lo que puede ser entendido por la razón. Aquello que no sea racional debe ser rechazado como falso e inútil.

Este racionalismo llevó a la lucha contra las supersticiones, por eso en este siglo termina la denominada “caza y quema de brujas”.

En el campo de la religión, la postura racionalista hizo que apareciese el deísmo: la mayor parte de los ilustrados son deistas, que afirman la existencia de un Dios creador y justo, pero consideran que el hombre no puede entrar en contacto con la divinidad, y por tanto no sabe nada de ella.

De acuerdo con esto, los deistas rechazan las religiones reveladas, pero al mismo tiempo practican la tolerancia religiosa, pues si todas las religiones valen lo mismo, todas deben ser permitidas.



BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD



Se considera que la Naturaleza ha creado al hombre para que sea feliz. Pero de acuerdo con la mentalidad burguesa, esta felicidad para que sea auténtica debe basarse en la propiedad privada, la libertad y la igualdad.

Cuando los ilustrados citan la igualdad, no se refieren a la igualdad económica, sino a la política y legal: igualdad ante la ley.



CREENCIA EN LA BONDAD NATURAL DEL HOMBRE



Los filósofos de la época piensan que el hombre es bueno por naturaleza.


EL OPTIMISMO



El hombre del siglo XVIII piensa que la naturaleza es una especie de máquina perfecta que lo hace todo bien.; hay motivos, por tanto, para sentirse optimista. Por otro lado, se considera que la historia supone la evolución progresiva de la humanidad, es decir, que el hombre con el transcurso de los siglos se va perfeccionando continuamente; así llegará el momento en que se logrará construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en la tierra.



EL LAICISMO



La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de Europa; cultura al margen del cristianismo, y en algunos aspectos anticristiana.. Esto tiene su explicación en cierto rechazo por parte de la Iglesia, de la forma de vida burguesa. La burguesía constituye una clase que, desde su aparición, vive del comercio, del préstamo con interés y del lucro. Todavía en el siglo XVIII nos encontramos con teólogos que consideraban al préstamo con interés como usura; con moralistas que seguían hablando de ganancias ilícitas y, con sacerdotes que predicaban que era más fácil salvarse a un hombre dedicado al ocio, que no al comerciante.

Las virtudes cristianas son transformadas en virtudes laicas; los ilustrados nunca hablan de caridad (amor al prójimo por amor a Dios), sino que emplean la palabra filantropía (amor al hombre por el hombre mismo).El carácter no religioso de la Ilustración se nota también en las lecturas de la época: en el siglo XVII los libros que más se editaban eran las vidas de santos y las obras de piedad; en cambio en el siglo XVIII las obras más editadas son de filosofía, ciencias naturales y apenas libros religiosos.

Los principales teóricos políticos de la Ilustración francesa son:


Montesquieu

Voltaire

Rousseau


MONTESQUIEU

Se llamaba Carlos de Secondat, barón de Montesquieu, y era por lo tanto monárquico, pero monárquico enamorado del parlamentarismo inglés.

Fue presidente del parlamento de Burdeos, satirizó las viejas ideas y los defectos sociales y políticos de Francia en su obra “Cartas persas” (1721), cuya resonancia fue extraordinaria. También tuvo gran difusión “Consideraciones sobre la grandeza y la decadencia de los romanos” (1734). Pero la obra triunfal y que abrió profunda brecha en las concepciones políticas dominantes en Francia, fue “El Espíritu de las Leyes” (1748), hasta el punto que se toma esta obra y fecha como punto de arranque de la victoria intelectual de la Ilustración y cifra representativa de una generación histórica. En su célebre obra preconizó una nueva estructura del Estado, basada en un equilibrio de poderes.









Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu (1689-1785), el primer gran "philosophe" de la Ilustración





En ella defiende, que, conservando el rey el poder ejecutivo, el legislativo recaería en una asamblea representativa del país (como el parlamento inglés), y el judicial, detentado por magistrados o parlamentos (en Francia, tribunales), absolutamente independientes en sus sentencias, del rey y del Parlamento. Así pues, es partidario de que el Estado quedara dividido y es el difusor de las ideas parlamentarias inglesas y la fuente donde bebieron las promociones revolucionarias.

La división de poderes que éste preconizaba, pugnaba totalmente con la organización de la monarquía absoluta francesa. Su obra fue completada desde otro punto de vista, por Voltaire. Ambos fueron los ídolos de la generación que consolidó y desarrolló el triunfo del pensamiento ilustrado en Francia.



VOLTAIRE

Escritor brillante y superficial, entregado a la vida y al placer, cautivo de la misma facilidad de su pluma, que esgrimió como campeón de la tolerancia y la libertad espiritual. Fue a partir de su obra “ “Le siécle de Louis XIV” (1751), cuando se convirtió en adalid de la lucha general contra toda autoridad. Muy influenciado por del movimiento filosófico inglés, en particular de Locke y los deistas, Voltaire popularizó sus principios fundamentales valiéndose de una pluma terriblemente mordaz, cáustica y agresiva. Su lucha se desarrolló en dos planos distintos: uno público y otro, secreto.









Francois-Marie Arouet conocido como Voltaire (1694-1778)

En el primero, además de la obra ya mencionada, figuran “Essai sur les moeurs et l’esprit des nations (1756), un trabajo hecho a la medida de la burguesía de que procedía, una filosofía laica de la Historia, y el “Dictionnaire philosophique”, de un lado el proceso claro de los abusos que perdieron al Antiguo Régimen y, de otro, la explicación exhaustiva del argumento del predominio absoluto de la razón sobre cualquier pasión o entusiasmo personal. En el segundo plano se sitúan unos dos centenares de folletos, opúsculos y hojas volantes.

En este último aspecto, amparándose en el anonimato, la obra de Voltaire, fue implacablemente destructora de los grandes principios sociales de la época, sobre todo de la religión cristiana. Enemigo de la Iglesia, fue coreado por cuantos enciclopedistas se habían dejado ganar por las corrientes deístas o naturalistas procedentes de Inglaterra. Cada día más radical en sus violentas campañas y cada día más leído por un público que gustaba de su fácil prosa.



ROUSSEAU

Es el primer pensador auténticamente democrático de la historia de Europa.

Su primera obra, publicada en 1749, causó enorme impresión, pues en ella se atacaba una de las tesis fundamentales que defendían los ilustrados; los filósofos de la ilustración pensaban que los importantes adelantos científicos y técnicos que se estaban verificando en aquella época, no sólo mejoraban al hombre materialmente, sino también moralmente; es decir, que a medida que se progresaba en la ciencia y en la técnica, el hombre se iba haciendo cada vez más bueno.. Frente a esto, Rouseau señalaba que a civilización, en lugar de mejorar al hombre, lo que hacía era corromperlo, porque la sociedad estaba estructurada de forma injusta; por tanto, si se quería mejorar al hombre, antes había que mejorar a la sociedad.













Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). Retrato de M. Quentin de La Tour

La obra más importante de este autor es “El Contrato Social” (1762). En ésta, el autor dice que los hombres al aparecer sobre la tierra, se hallan en lo que se llama “Estado de Naturaleza”, que se caracteriza porque todavía no existe ningún gobierno, no hay leyes, no hay autoridad y no se ha formado aún ningún tipo de organización social o política; se trata por tanto de un estado de absoluta libertad, donde cada hombre hace lo que quiere y no tiene que dar a nadie cuenta de sus actos.

Pero llega el momento en que los hombres se dan cuenta que para defender mejor su vida, su libertad y su propiedad deben agruparse y elegir a alguien para que los gobierne. Así aparece el Estado.

El Estado nace, por tanto, de un acuerdo libre entre los hombres que se han unido para designar al gobernante. Como el gobernante ha sido elegido por el pueblo, en cualquier momento, cuando el pueblo quiera, puede cambiarlo por otro. Al mismo tiempo, la misión de los gobernantes es cumplir siempre la voluntad popular.

La voluntad popular es la voluntad de la mayoría, y esta se averigua a través de elecciones, en las que votan todos los ciudadanos.

Augusto Comte


Pensador francés, padre del positivismo (Montpellier, 1798 - París, 1857). Rompiendo con la tradición católica y monárquica de su familia, se orientó durante la época de la Restauración hacia el agnosticismo y las ideas revolucionarias. Desde 1817 se vinculó al socialista Saint-Simon, para el cual trabajó de secretario hasta su ruptura en 1824.

Augusto Comte
Descubierto bajo su influencia el problema social, Comte consagraría su esfuerzo a concebir un modo de resolverlo, cerrando la crisis abierta por la Revolución francesa y sus consecuencias. Halló la respuesta en la ciencia, hacia la que estableció un verdadero culto: el conocimiento objetivo que proporciona la ciencia debía aplicarse a la ordenación de los asuntos políticos, económicos y sociales, superando las ideologías apoyadas en la imaginación, los intereses o los sentimientos.
Contra la libertad de pensamiento, origen de la anarquía moral que atribuía a la Revolución, no oponía el dogma religioso o los principios de la tradición, sino la «ciencia positiva» que, al atenerse a los hechos tal como son, proporcionaba -según él- el único punto de apoyo sobre el que se podría edificar un futuro de «orden y progreso». Contrario al individualismo y a la democracia, confiaba en un mundo regido por el saber, en el que productores y banqueros ejercerían una especie de dictadura.
Tales ideas, fundamento del pensamiento positivista, tuvieron un gran éxito en los países occidentales desde mediados del siglo XIX, proporcionando un credo laico para el mundo del capitalismo liberal y de la industria triunfante. Sin embargo, Comte vivió una vida desgraciada: el exceso de trabajo le produjo problemas psiquiátricos, un intento de suicidio y el abandono de su mujer.

Sentimientos de la nación

Sentimientos
1º Que la América es libre independiente de España y de toda otra
Nación, Gobierno o Monarquía, y que así se sancione, dando al
mundo las razones.
2º Que la religión católica sea la única, sin tolerancia de otra.
3º Que todos sus ministros se sustenten de todos y solos los diezmos y primicias, y el pueblo no tenga que pagar más obvenciones
que las de su devoción y ofrenda.
4º Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la iglesia, que son
el Papa, los Obispos y los Curas, porque se debe arrancar toda planta que Dios no plantó: omnis plantatis quam nom plantabit Pater
meus Celestis Cradicabitur. Mat. Cap. XV:
5º Que la Soberanía dimana inmediatamente del Pueblo, el que sólo
quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano,
compuesto de representantes de las provincias de números.
6º Que los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial estén divididos
en los cuerpos compatibles para ejercerlos.
7º Que funcionarán cuatro años los vocales, turnándose, saliendo
los más antiguos para que ocupen el lugar los nuevos electos.
8º La dotación de los vocales, será una congrua suficiente y no superflua, y no pasará por ahora de ocho mil pesos.
9º Que los empleos sólo los americanos los obtengan.
10º Que no se admitan extranjeros, si no son artesanos capaces de
instruir y libres de toda sospecha.
de la Nación11º Que los Estados mudan costumbres y, por consiguiente, la
Patria no será del todo libre y nuestra mientras no se reforme el
Gobierno, abatiendo el tiránico, substituyendo el liberal, e igualmente echando fuera de nuestro suelo al enemigo español, que
tanto se ha declarado contra nuestra Patria.
12º Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y
patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte
se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.
13º Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de
cuerpos privilegiados; y que éstos sólo lo sean en cuanto al uso de
su ministerio.
14º Que para dictar una ley se haga junta de sabios en el número
posible, para que proceda con más acierto y exonere de algunos
cargos que pudieran resultarles.
15º Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un
americano de otro el vicio y la virtud.
16º Que nuestros puertos se franqueen a las naciones extranjeras
amigas, pero que éstas no se internen al Reino por más amigas que
sean, y sólo habrá puertos señalados para el efecto, prohibiendo el
desembarque en todos los demás, señalando el diez por ciento.
17º Que a cada uno se le guarden sus propiedades y respete en su
casa como en un asilo sagrado, señalando penas a los infractores. 18º Que en la nueva legislación no se admita la tortura.
19º Que en la misma se establezca por Ley Constitucional la celebración del día 12 de diciembre en todos los pueblos, dedicado
a la Patrona de nuestra Libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos, la devoción mensual.
20º Que las tropas extranjeras o de otro Reino no pisen nuestro
suelo, y si fuere en ayuda, no estarán donde la Suprema Junta.
21º Que no hagan expediciones fuera de los límites del Reino,
especialmente ultramarinas; pero [se autorizan las] que no son
de esta clase, [para] propagar la fe a nuestros hermanos de Tierra dentro.
22º Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones
que nos agobian, y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos u otra carga igual, ligera, que no
oprima tanto, como la Alcabala, el Estanco, el Tributo y otros;
pues con esta ligera contribución, y la buena administración de
los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la
guerra y honorarios de empleados.
Chilpancingo, 14 de septiembre de 1813.
José María Morelos. [Rúbrica]
23º Que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la
voz de la Independencia y nuestra santa Libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la Nación para reclamar sus derechos con espada en mano para
ser oída; recordando siempre el mérito del grande héroe, el se-
ñor Dn. Miguel Hidalgo y su compañero Dn.Ignacio Allende.
Repuestas en 21 de noviembre de 1813. Y por tanto, quedan
abolidas éstas, quedando siempre sujetos al parecer de S.A.S
Paleografía y versión definitiva, realizada por el distinguido historiador mexicano, Ernesto Lemoine Villicaña, (1927-1993).