viernes, 25 de noviembre de 2011

El premio Nobe 2011

El premio Nobel de Física 2011 fue otorgado de manera conjunta a Saul Perlmutter, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y la Universidad de California, a Brian P. Schmidt, de la Universidad Nacional de Australia, y a Adam G. Riess de la Universidad Johns Hopkins, por descubrir, a través de observaciones de supernovas distantes, que el Universo se expande a un ritmo cada vez más veloz.
En 1998 dos grupos de investigadores en competencia trataban de determinar el ritmo de expansión del Universo a partir de la luz de explosiones estelares muy lejanas, llamadas supernovas tipo Ia. Se cree que las supernovas de este tipo emiten todas la misma cantidad de luz, lo que permite usarlas como patrones de luminosidad y determinar la distancia a la que se encuentran midiendo qué tan tenues se ven. Ambos grupos localizaron mas de 50 supernovas Ia y descubrieron que la intensidad de luz que emitían era más débil de lo que esperaban, lo que, luego de años de discusiones y dolores de cabeza, interpretaron como evidencia de que la expansión del Universo se acelera.
Hace unos 80 años que sabemos que el Universo se expande. Muchos astrónomos suponían que la expansión del Universo gradualmente se frenaría debido a la fuerza de gravedad, que ejerce una atracción entre todas las galaxias. Por eso la conclusión a la que llegaron ambos grupos de científicos de que la expansión se acelera resultó sorprendente.
Los científicos llaman energía oscura al agente que impulsa esta aceleración, pero la naturaleza de este agente sigue siendo un enigma. Lo que sí se sabe es que esta energía oscura constituye cerca de tres cuartas partes del contenido de masa y energía del Universo.
El Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2011 fue otorgado en dos partes: a Bruce A. Beutler, del Instituto de Investigación Scripps, de California, y a Jules A. Hoffmann, del Instituto Celular y Molecular de Estrasburgo, Francia, por sus descubrimientos relacionados con la activación de la inmunidad innata, y a Ralph M. Steinman, de la Universidad Rockefeller, en Nueva York, por descubrir las células dendríticas y su papel en la inmunidad adaptativa, hallazgos que han revolucionado el conocimiento que tenemos del sistema inmunitario.
Vivimos rodeados de bacterias, virus, hongos y parásitos que tienen la capacidad de dañarnos, pero estamos equipados con mecanismos de protección muy poderosos. La primera línea de defensa es la llamada inmunidad innata, que puede destruir los microorganismos y desencadenar procesos inflamatorios que contribuyen a frenar su avance. Si esta barrera no basta, entra en acción la inmunidad adaptativa, con las células B y T, que producen anticuerpos que destruyen a los invasores.
En los años 1970 Steinman descubrió un tipo de célula, que llamó dendrítica (de la palabra griega dendros, que significa árbol, por sus abundantes ramificaciones). Este tipo de células forma parte del sistema inmunitario adaptativo, que "recuerda" qué patógenos han invadido el cuerpo para responder adecuadamente.
En 1996 un grupo de científicos dirigido por Hoffman descubrió un gen vital en la defensa a las infecciones. Por su parte, el equipo dirigido por Beutler también detectó un gen que reacciona cuando invaden el cuerpo distintos microorganismos.
El Premio Nobel de Química fue para Daniel Shechtman, actualmente del Instituto de Tecnología Israelí en Haifa, quién descubrió en 1982 los cuasicristales. Hace 30 años se pensaba que todos los materiales cristalinos se componían de paquetes de átomos que se repetían en patrones regulares, como las celdas hexagonales de un panal de abejas. Esta concepción de la materia dictaba que las unidades básicas que se repetían sólo podían poseer simetrías particulares: podrían girar la mitad, un cuarto o la sexta parte de un círculo completo y tener el mismo aspecto, pero no podían poseer la simetría de un pentágono. El 8 de abril de 1982, Shechtman, que pasaba su año sabático en la Oficina Nacional de Patrones y Medidas (hoy Instituto Nacional de Normas y Tecnología) en Maryland, descubrió en una aleación de aluminio y manganeso una distribución de átomos que no seguía el orden esperado. El patrón de simetría era pentagonal, el cual puede girar una décima y una quinta parte de un círculo completo y mantener el mismo aspecto.
Varios científicos trataron de convencer a Shechtman de negar su descubrimiento, pero él no siguió su consejo. Entonces le pidieron que abandonara su grupo de investigación. Finalmente pudo publicar su hallazgo en la revista Physical Review Letters en noviembre de 1984. Afortunadamente, los innovadores suelen ser personas muy inisitentes y tenaces.

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